Conciertos de esos que te dejan sin voz, sin boca, sin aliento. Sin palabras. Sólo con el corazón rojo, desnudo y en carne viva. Salpicado de todas las emociones posibles "ávidas" y por haber.
Carmen, joder, que puto arte tienes.
Éste... texto se transformará... en contexto si al finalizar
el público se va y yo... sigo
almidonando el hueco
Se… salpican de palabras las...
paredes de mi cuarto cuando no me estás mirando y yo...
sigo alimentando el
monstruo
He tardado en darme cuenta,
de
que estabas aquí
De...
que…
no...
soy tan fuerte como
piensas
Como creí… que era...
Ya ha amainado tu tormenta
no quiero seguir gastando fuerzas acordándome de ti
¿Para qué más
dramatizar si
te tienes que ir?
Carmen Boza - Salpicaduras
Disco: Se iba a incluir en La mansión de los espejos (2014) pero al final la dejó fuera.
No puedo dormir. Noticias que
hielan, que impactan, que no sabes cómo digerir. Propuestas de trino, de lino y
de vino que nunca ves venir. Aunque tengas cuatro ojos.
Amanece y ya nada es lo que
parece. Las sábanas se sienten frías al meter mis pies descalzos. 12 horas
con un ordenador a cuestas. Y los apuntes y la agenda. Y las ganas de…
Y la trenca, que si, que muy
bonita pero el chico un poco pesado.
…
Tengo la marca de las sábanas
en los brazos y llego tarde.
Historias que van, historias
que vienen. Historias que me pillan por sorpresa y no me puedo quitar de la
cabeza.
Golpes de realidad.
Espasmos, delirios, la piel de
gallina y entonces aparece él, de nuevo, sólo, con su violín y yo, sin
premeditación alguna, cierro los ojos y dejo que la música penetre por cada uno
de los poros de mi piel llenandolo todo de magia.
Como un ficticio 1 de enero
comienza todo de nuevo.
Borrón y cuenta nueva.
Traslado mi mundo y lo llevo a otro nivel. Suspiro, palpito y pienso en todo lo que me queda por hacer.
Mantengo recuerdos pero dejo
atrás el pasado. Me muerdo las uñas, no sé
qué decir.
Me voy a vivir, no me esperes
despierto.
Cuando todo empezó la vida me
parecía algo indescifrable, insufrible, carente de todo sentido. Necesitaba
explicarme a mí misma el por qué de muchas cosas para coger aire de nuevo y
empezar a respirar. Salir del coma existencial en el que yo sola me había
metido. Tenía muchas cosas que decir, quería decir muchas cosas, necesitaba
decirlas.
Era el caos hecho persona. La
personificación de cientos de años de filosofía incongruente en un cuerpo de
algo más de metro y medio de altura que, si apenas levantaba un palmo de suelo,
no hacía lo mismo con la vida que llevaba.
Bienvenidos, éste es mi mundo.
Aquí lo único que está en orden es el pasar de las horas y a veces, incluso,
hasta eso me confunde.
En todo caos hay un momento de
estabilidad, eso también lo aprendí aquí. Ficticia por supuesto. Sólo superada
por la calma que deja el huracán y precede al tsunami que se avecina.
Odio el tic-tac del reloj, me
levanta dolor de cabeza y lo único que me recuerda es que el tiempo se acaba.
Siempre he sido más de relojes
digitales que analógicos. Entiendo mejor unos números que unas agujas, a pesar
de mis años de experiencia con el punto de cruz y el fieltro. Y eso si que es
confuso porque encuentro mayor caos en un reloj analógico que en otra cosa y
aún así, sigue siendo algo estable, fijo y calculado. Y además, yo soy de
letras.
Creo que lo que me pasa con el
reloj de agujas es lo mismo que me pasa con las personas: que no las sé leer.
Pero me da igual. La verdad es que ya me da igual. Se leer libros, panfletos, apuntes,
esquemas, anuncios… y me leo a mí misma y eso es lo más importante de todo.
Creía haber cambiado, ser una
persona diferente. Y no, sigo siendo el mismo desastre de siempre envuelto con
algo más de confianza, conocimientos y experiencias pero tan vacía en muchos campos
como hace casi dos años.
Siento el dolor, la angustia,
la inseguridad. Siento la decepción, la hipocresía, la envidia. Me siento
extraña y también renovada. Siento el amor y el odio a partes desiguales.
Mismos kilos, menos miedos,
más ilusiones.
Me siento mayor, siento que no
encajo, que he perdido una parte de la vida que, por más que lo intente, nunca
recuperaré. A veces también me siento apartada por ese tipo de vida monótono y
establecido que llevan los demás y del que yo no puedo formar parte porque hay
cosas que ellos si pueden hacer y yo, aún, no.
Y me siento asustada y
especial. Y diferente. Y fuerte y valiente. Y me gusta. Y a veces no me gusta.
Cada vez me siento más tonta y
a la vez más curiosa. Más sincera, más capaz. Capaz siempre. Sin querer ser un
flan pero tampoco un tirano.
A rayas, a cuadros, con el
cuerpo repleto de lunares.
Veraneante y extranjera.
Extremadamente tímida e incomprensiblemente directa.
Hola, soy eMe y ésta, mi dulce
introducción al caos.
¿Cómo quieres que escriba una canción
si a tu lado no hay reivindicación?
La canción de que el tiempo no pasara,
donde nunca pasa nada.
Una racha de viento nos visitó,
y al árbol ni una rama se le agitó
La canción de que el viento se parara,
donde nunca pasa nada.
Un otoño al demonio se presentó,
fue cuando el arbolito se deshojó.
La canción de que el tiempo se atrasara
donde nunca pasó nada.
Una racha de viento nos visitó,
pero nuestra veleta ni se inmutó.
La canción de que el viento se parara,
donde nunca pasa nada.
Mientras tanto pasan las horas,
sueño que despierto a su vera,
me pregunto si estará sola
y ardo dentro de una hoguera.
¿Cómo quieres que escriba una canción
si a tu lado he perdido la ambición?
La canción de que el tiempo no pasara,
donde nunca pasa nada.
Se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas.
Se paró el aguacero ahora somos flotando dos gotas.
Agarrado un momento a la cola del viento me siento mejor.
Me olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor...