martes, 5 de abril de 2016

MAS SUERTE

Dejé de esperar mensajes de buenas noches, parpadeos de luz intensa, iconos de monitos y sonrisas de vergüenza.
Dejé de amanecer  con canciones de buenos días, con deseos de jornadas perfectas, con historias que acababan de empezar.
Comprendí que el tiempo es oro y que en muchas ocasiones el espacio no es cuestión de querer si no de poder.

Encajar es tan difícil que cuando encuentras a alguien celeste quieres tenerle cerca a todas horas. Pero a veces no es posible.
El ser humano habita una cantidad finita y variopinta de ámbitos y es del todo comprensible que quizás, esa pieza de puzzle fabricada para penetrar en el hueco que tengo en el costado izquierdo, nunca coincida conmigo ni yo con ella. La probabilidad es tan pequeña que a veces, por el camino, tenemos la suerte de encontrar piezas-comodín: perfectas a todos los efectos excepto en lo referente al tiempo. No pueden quedarse para siempre. Por muy felices que nos hagan, ahora no pueden quedarse.

Cuesta aceptarlo. Cuesta aceptar que eso que, aparentemente, está hecho a imagen y semajanza, va a un ritmo totalmente diferente y que acompasar horarios, partituras y corazones es un asunto que no depende sólo de dos. 

Cuando dejé de sangrar y quise intentarlo de nuevo ya no estaba disponible. El imprevisto, el despiste, las ganas, la cabeza... siempre algún impedimento entre medias...
Él, que no huele a saliva. Que da los besos en ángulo perfecto.
Él, con la cama sin hacer y las sábanas revueltas, como su pelo...
Él...

Dime que el corazón no se le va a congelar. Por favor. Dime que, por mucho que le guste el norte, va a conservar el calor. Y los audios con mi voz.
Dime, que la próxima vez, en otra vida quizás, tendremos más suerte y podremos conocernos y susurrarnos y tokkarnos. Y que ya no habrá relojes que marquen las horas, ni las pautas, ni la vida.
Dime, por favor, que todo era Celeste porque nunca he tenido el corazón tan rojo.


El polvo se acumula
las idioteces crecen
Retazos de ternura
los que me regalaste

Yo siempre lo he mirado
desde la otra orilla,
acuerdos tan certeros
enteros se quemaron

Después de cada intento
quédabamos hambrientos,
nos íbamos despacio
diciendo: lo siento, lo siento...
lo siento...

Quizás tenga más suerte 
y me regalen otra vida en la
que pueda conocerte
con más detenimiento
y pueda susurrarte,
limando los detalles,
buscando los sabores
Quizás tenga más suerte...

Silencios que vinieron
cayeron de repente
Canciones que me hirieron
profundo hasta la muerte
Después de cada intento
quedábamos hambrientos
diciendo: lo siento, lo siento...
lo siento...

Quizás tenga más suerte 
y me regalen otra vida en la
que pueda conocerte
con más detenimiento
y pueda susurrarte,
limando los detalles,
buscando los sabores
Quizás tenga más suerte...
y pueda susurrarte...




Second - Más suerte
Disco: Fracciones de un segundo (2009)




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