miércoles, 1 de octubre de 2014

DULCE INTRODUCCIÓN AL CAOS

Como un ficticio 1 de enero comienza todo de nuevo.
Borrón y cuenta nueva.
Traslado mi mundo y lo llevo a otro nivel. Suspiro, palpito y pienso en todo lo que me queda por hacer.
Mantengo recuerdos pero dejo atrás el pasado. Me muerdo las uñas, no sé  qué decir.

Me voy a vivir, no me esperes despierto.

Cuando todo empezó la vida me parecía algo indescifrable, insufrible, carente de todo sentido. Necesitaba explicarme a mí misma el por qué de muchas cosas para coger aire de nuevo y empezar a respirar. Salir del coma existencial en el que yo sola me había metido. Tenía muchas cosas que decir, quería decir muchas cosas, necesitaba decirlas.
Era el caos hecho persona. La personificación de cientos de años de filosofía incongruente en un cuerpo de algo más de metro y medio de altura que, si apenas levantaba un palmo de suelo, no hacía lo mismo con la vida que llevaba.

Bienvenidos, éste es mi mundo. Aquí lo único que está en orden es el pasar de las horas y a veces, incluso, hasta eso me confunde.

En todo caos hay un momento de estabilidad, eso también lo aprendí aquí. Ficticia por supuesto. Sólo superada por la calma que deja el huracán y precede al tsunami que se avecina.

Odio el tic-tac del reloj, me levanta dolor de cabeza y lo único que me recuerda es que el tiempo se acaba.
Siempre he sido más de relojes digitales que analógicos. Entiendo mejor unos números que unas agujas, a pesar de mis años de experiencia con el punto de cruz y el fieltro. Y eso si que es confuso porque encuentro mayor caos en un reloj analógico que en otra cosa y aún así, sigue siendo algo estable, fijo y calculado. Y además, yo soy de letras.
Creo que lo que me pasa con el reloj de agujas es lo mismo que me pasa con las personas: que no las sé leer. Pero me da igual. La verdad es que ya me da igual. Se leer libros, panfletos, apuntes, esquemas, anuncios… y me leo a mí misma y eso es lo más importante de todo.

Creía haber cambiado, ser una persona diferente. Y no, sigo siendo el mismo desastre de siempre envuelto con algo más de confianza, conocimientos y experiencias pero tan vacía en muchos campos como hace casi dos años.
Siento el dolor, la angustia, la inseguridad. Siento la decepción, la hipocresía, la envidia. Me siento extraña y también renovada. Siento el amor y el odio a partes desiguales.
Mismos kilos, menos miedos, más ilusiones.
Me siento mayor, siento que no encajo, que he perdido una parte de la vida que, por más que lo intente, nunca recuperaré. A veces también me siento apartada por ese tipo de vida monótono y establecido que llevan los demás y del que yo no puedo formar parte porque hay cosas que ellos si pueden hacer y yo, aún, no.
Y me siento asustada y especial. Y diferente. Y fuerte y valiente. Y me gusta. Y a veces no me gusta.
Cada vez me siento más tonta y a la vez más curiosa. Más sincera, más capaz. Capaz siempre. Sin querer ser un flan pero tampoco un tirano.
A rayas, a cuadros, con el cuerpo repleto de lunares.
Veraneante y extranjera. Extremadamente tímida e incomprensiblemente directa.

Hola, soy eMe y ésta, mi dulce introducción al caos.



¿Cómo quieres que escriba una canción
si a tu lado no hay reivindicación?

La canción de que el tiempo no pasara,
donde nunca pasa nada.

Una racha de viento nos visitó,
y al árbol ni una rama se le agitó

La canción de que el viento se parara,
donde nunca pasa nada.

Un otoño al demonio se presentó,
fue cuando el arbolito se deshojó.

La canción de que el tiempo se atrasara
donde nunca pasó nada.

Una racha de viento nos visitó,
pero nuestra veleta ni se inmutó.

La canción de que el viento se parara,
donde nunca pasa nada.





Mientras tanto pasan las horas,
sueño que despierto a su vera,
me pregunto si estará sola
y ardo dentro de una hoguera.


¿Cómo quieres que escriba una canción
si a tu lado he perdido la ambición?

La canción de que el tiempo no pasara,
donde nunca pasa nada.

Se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas.
Se paró el aguacero ahora somos flotando dos gotas.

Agarrado un momento a la cola del viento me siento mejor.
Me olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor...

Volar...
Volar...


Una racha de viento nos visitó,
y a nosotros ni el pelo se nos movió.

La canción de que el viento se parara,
donde nunca pasa nada.

Ya no queda una piedra en pie,
porque que el viento lo derribó.
No,
no hay esa canción.

Ya no queda nada de ayer,
porque el viento se lo llevó,
No,
no hay esa canción.

Ya no queda una piedra en pie,
porque que el viento lo derribó.
No,
no hay esa canción.

Ya no queda nada de ayer,
porque el viento se lo llevó,
No,
no hay esa canción.

No,
No,
No...

Ya no queda una piedra en pie,
porque que el viento lo derribó.
Ya no queda nada de ayer,
porque el viento se lo llevó,
Ya no queda una piedra en pie,
porque el viento lo derribó,
Ya no queda nada de ayer,
porque el viento se lo llevó,
Ya no queda una piedra en pie,
porque el viento lo derribó,
ya no queda nada de ayer,
porque el viento se lo llevó...




Extremoduro - Dulce introducción al caos
Disco: La ley innata (2008)




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